jueves, 10 de abril de 2008

Something Erotic...

En este lugar que dedica su espacio y su tiempo a todo aquello que tenga que ver con lo que más nos apasiona, nos atrae, nos enciende... Erotismo, Pasión, Fantasía...
Algo se sigue cociendo en este blog. (A fuego lento).



viernes, 4 de enero de 2008

Sólo quería sexo


Mi vida estaba vacía. Ya sé que suena duro decir esto. Pero así era. Mi vida estaba vacía.

Y no es que me gustara vivir de esa manera. Es más, no había sido yo quien había elegido que las cosas salieran así. Pero así era como había salido todo. Así era mi vida.

Tampoco os creáis que pensé en quitarme de enmedio por ello, en tirarme por una ventana o algo así. No, de eso nada.

Pero sí es verdad que tome una decisión: a partir de entonces, sólo quería sexo.

Y así empecé a dejar de pensar en otras cosas, de hacer proyectos de futuro, de preocuparme por otra cosa que no fuera FOLLAR.

Y follar, follé. Ya lo creo que follé. Fueron pasando por mis brazos (por mi pene, debería decir) todo tipo de hembras. No le dí más importancia al físico que la justa para no tener un indeseable gatillazo. Así que me valía casi cualquier tía.

Follé con africanas, con chinas, con alemanas, con nórdicas, con árabes, con gitanas, con gordas, con delgadas, con bajitas (incluso alguna enana), con larguiruchas, con ciegas, con sordas y con mudas... follé con todas ellas.

Y cuando finalmente pasó un tiempo, llegué a una maldita conclusión.

Me gustaba tanto follar, que decidí no volver a plantearme ninguna otra relación con el sexo femenino que no fuera FOLLAR.

Y en eso estamos.

(Relato cedido por H.P. Lovesmall)




jueves, 13 de diciembre de 2007

Felices Fantasías!!

En esta época de Felicidad, de Deseo, de Fantasía...
Cada cual con la suya propia, pero TODOS con alguna.

Felices Fantasías!!


miércoles, 14 de noviembre de 2007

Fantasía o Realidad (virtual?)

Ella era ENORME

Siempre tiene que haber una primera vez, me repetí hasta la saciedad. Mi vida social, y por añadidura sexual, era un auténtico desastre. Y si la única solución que se me había ocurrido para aquel fin de semana desesperado había consistido en una cita a ciegas... pues habría que echarle valor. Y asi lo hice.

Ambos buscábamos lo mismo: SEXO, sin más. Y su voz me había parecido de lo más sensual y excitante al teléfono. Así que allí estaba yo, a punto de traspasar la puerta del Hostal Teresa, con la curiosidad por montera y la verguenza olvidada por algún rincón de mi casa.

La habitación: la 112. Llamé con los nudillos y al poco la puerta se abrió.

Ella era ENORME. Me quedé inmóvil en el umbral de la puerta, incapaz de reaccionar durante un instante que me pareció eterno.

¿Pasas o qué? dijo ella tan solo.
Y, bueno, pasé. Estaba allí ¿no? Así que entré en aquella habitación del Hostal Teresa.

¿No soy lo que esperabas? preguntó mientras se apartaba para que yo entrara.

Y la verdad era que no, no era lo que yo había esperado, imaginado, soñado. Pero su voz sí era la misma; sensual, provocativa y erótica.

Buscabas sexo ¿no es eso? preguntó ante mi silencio.

Asentí con la cabeza mientras empezaba a perder el miedo, a superar la decepción inicial. Y entonces algo cambió. Si, era gruesa... no, enorme, mas bien enorme. Sin embargo, si uno se fijaba con más detenimiento en aquella mujer, aparecía una imagen de ella más atractiva, muy sensual. Con aquella carita dulce, con sus labios carnosos y mirada azul, transparente y tierna. Y su cuerpo. Bueno, llevaba un vestido ceñido y muy escotado, y bajo él se apreciaba un cuerpo exhuberante, femenino y rebosante de sexo.

Si, dije por fin, sólo sexo.

Sonreimos los dos. Y entonces nos lanzamos.

Ella manejó la situación. Me quitó la ropa con delicadeza, con dulzura, y luego se desnudó para mí. Aquella sola maniobra me puso a cien.

Si, era una mujer gorda, con unos pechos enormes, y un trasero gigantesco, pero era toda ella PURO EROTISMO.

Así que se desató la pasión entre nosotros, el frenesí.

El encuentro duró unas dos horas y media, y finalmente, habré de reconocer que aquella fue una tarde de SEXO en estado puro, salvaje, desenfrenado, como no había experimentado en toda mi vida.

Desde entonces, cuando veo a una mujer gruesa, sueño con tener un encuentro sexual con ella, esperando repetir una experiencia como aquella.

(Relato cedido por H.P. Lovesmall) (Fotografía de Beauty-Photos)


sábado, 3 de noviembre de 2007

Un Divertido Juego

Ella lo sabía. Las mujeres tienen un instinto especial para esos detalles. Por eso se había pasado delante del espejo de su armario más de hora y media decidiendo qué iba a ponerse.

Encima de la cama se acumulaban desordenadamente picantes tangas, sujetadores con rrelleno, camisetas de tirantes, pantalones vaqueros y de chandal, e incluso algunas minifaldas de cintura baja.

Él estaba loco por ella, llevaba años sabiendo eso. Y también sabía que era algo puramente sexual, algo instintivo y animal.

Así que allí estaba a su lado, una vez más. Con la escasa ropa, elegida a conciencia, bien ajustada, mostrándole el erótico canalillo de sus tetas apretadas, dejándole ver el sensual ombligo, parte de sus huesudas caderas, y paseándole de vez en cuando, por su poco disimulada mirada, los hoyuelos del final de su espalda, e incluso las tiras provocativas de su tanga asomando por sus pantalones de cintura descaradamente baja.

Le encantaba descubrir, de improviso, su mirada alucinada fija en cada una de sus curvas. A veces, incluso era capaz de adivinar la erección de su pene bajo el pantalón.

Y como mujer, contumaz perversa en ebullición, en ocasiones decidía maltratarlo un poquito más. Llevarlo al límite. Entonces aparecía ante él sin ropa interior, y con las ‘posturas’ adecuadas se lo dejaba entrever. Él parecía enloquecer bajo su máscara poco conseguida del disimulo.

Le daba la risa tonta muchas veces (sin poder evitarlo) viendo las posturitas que adoptaba tratando de ‘observar’ todo lo posible de aquel cuerpecillo suyo tan bien diseñado por la madre naturaleza.

¿Para qué tengo un cuerpo como este si no es para divertirme con él, a su costa?
Aquella reflexión la llegaba a excitar. Entonces le gustaba fantasear con las cosas que le estarían pasando por la cabeza a él.

No le costaba mucho adivinar. Literalmente la desnudaba con la mirada. Sabía que podría estar imaginándola en cualquier parte de la casa (el baño principal, por ejemplo), aún con toda la familia alrededor de la mesa, haciéndole toda clase de perversidades sexuales, lamiendo aquí y allá, todo su cuerpo, paseando sus manos temblorosas de excitación por sus tetas, por su culito apretado, con aquel paquete a punto de extallarle de placer. Tomándola por detrás, dándole a probar toda su virilidad.

En fin, que su imaginación calenturienta provocada por su mismo afán de provocación, se desbordaba de tal manera que alguna vez había tenido que correr al cuarto de baño para aliviar su sofoco. Sabiendo que él mismo lo habría hecho, quizás, momentos antes que ella, o tal vez, poco después.

Era el divertido juego de la fantasía sexual.

¿Qué importaba que fuera con él?


(Relato cedido por H.P. Lovesmall) (Fotografía de Martin Kovalik)


miércoles, 31 de octubre de 2007

El Grito


Un grito me despertó en mitad de la noche. Estaba sentado en la cama, con el corazón golpeando mi pecho a mil por hora. Escuchando atento en la oscuridad. ¿Había sido real, o tan solo producto de mi imaginación, de mis sueños?

De repente otra vez; un grito. Esta vez lo pude escuchar nitidamente. Pero no se trataba de un grito de terror, de pánico, ni tan siquiera de miedo. Era otro tipo de grito.

Allí estaba de nuevo, rasgando la noche. Pero ahora sonaba como a una sucesión de pequeños gritos, casi gemidos.

Me levanté echando una mirada al despertador: las 4.37 de la madrugada.

Ahora ya estaba sudorodo; el calor de esa noche de verano, la excitación.

Me dirigí hacia el comedor y salí sigilosamente al balcón. Éste daba a un patio vecinal interior. Todas las ventanas estaban a oscuras. Ninguna luz.
De nuevo el grito... no, el gemido. Sonó justo enfrente de mi balcón.

Y sí; al aguzar la vista, un pequeño resplandor azulado se dejó ver en el ventanal de un balcón, al otro lado del patio.

Corrí inconscientemente a por los pequeños prismáticos de campaña. Los apoyé sobre la baranda de cemento para evitar la vibración de mi corazón desbocado y los enfoqué no sin cierta dificultad.

La luz provenía aparentemente de un televisor, y su azulada y oscilante luz me permitió contemplar el brillante cuerpo de una mujer bastante gruesa contorneándose encima de un tipo sobre la cama. Los movimientos de la mujer negra resultaban hechizantes. Se recorría el sudoroso cuerpo con sus manos, acariciándose lascivamente los enormes pechos, que se movían con una cadencia erótica y sexual.

De vez en cuando el tipo la empujaba hacia arriba y entonces ella repetía aquella mezcla de grito y gemido.

Yo sentía como mi pene se hinchaba hasta parecer que iba a estallar en cualquier momento. Casi sentía más dolor que placer.

La situación se prolongó durante bastantes minutos. Yo no me cansaba de mirar aquello. Arrodillado contra el murete de obra me acariciaba la entrepierna.

Entonces, en un momento dado, el tipo se la quitó de encima bruscamente, ella se arrodilló y él le introdujo el miembro en su boca... y entonces ella pareció enloquecer, con aquellos movimientos surrealistas de su cabeza; hacia delante y hacia atrás, girando helicoidalmente engulléndose aquel gran pene, ¿cómo diablos podía efectuar aquellos movimientos?

Ahora fue un grito de hombre lo que se escuchó en el silencio del patio interior.

Yo notaba cada vez más dolor entre mis piernas.

Llegó a ser tan intenso que acabé gritando también, de dolor, de placer.

Me incorporé en la cama, sudoroso, excitado, con el corazón latiéndome a mil por hora...

¿Había sido real?

¿Había gritado yo?


(Relato cedido por H.P. Lovesmall)


martes, 30 de octubre de 2007

La Fotografía


Una vez más me descubro mirando su fotografía. No puedo evitarlo. Ella no está. Hace tanto que no está. Asi que, otra vez, aquí estoy mirando su fotografía.

Está tumbada en su cama, de lado, mirando hacia el objetivo de la cámara, sabiéndose observada. La larga melena echada hacia atrás. El escote pronunciado y provocativo muestra generosamente su pecho. Mis ojos no pueden quitar la vista de tan erótica zona.

La mirada es triste, jamás sabré por que. Si por lo que fue, o por lo que pudo ser. No lo sé... pero está triste.

Sus labios sensuales me vuelven loco. Me imagino besándolos muy dulcemente, con pasión después, con lujuria al fin.
Los imagino besando mi cuerpo, recorriéndolo lascivamente, deteniéndose en mi pene.

Y ya estoy de nuevo excitado, con su sola imagen en la fotografía.

Me veo acariciando esos pechos apretados que tan descaradamente me muestra. Estrujándolos, besándolos, succionando de sus pequeños pezones.

Es sólo el principio, al volver a contemplar la foto. Después se desencadena todo. La veo montada encima mio, de espaldas, contorneándose, conmigo dentro de ella. Veo cómo arquea su lisa espalda.

Seguidamente se gira hacia mí, sudorosa, resplandeciendo como una diosa. Acaricio sus tetas, pellizco sus pezones (me cuesta cogerlos entre mis dedos nerviosos). Recorro con mis manos su fina cintura, sus caderas bien marcadas, las nalgas endurecidas.

Ella se arquea de placer, echando la cabeza hacia atrás y rozando con su negra melena mis piernas... entonces me corro, la inundo de mí.

Ella gime de placer, se retuerce conmigo dentro aún.

Finalmente se vence sobre mí y nos fundimos en un abrazo de pulpo, entrelazados los dos, como si quisieramos impedir que nadie nos separara jamás.

Pero todo tiene un final.

Vuelvo a dejar la fotografía entre las páginas del Rojo y Negro de Stendhal y me despido de ella hasta nunca más.

Hasta siempre.


(Relato cedido por H.P. Lovesmall)



miércoles, 24 de octubre de 2007

Sweet Dreams

Como cada noche, al cerrar los ojos, la fantasía se repite una y otra vez, imposible, impasible.
Estoy flotando cerca del techo, fuera de mi cuerpo, observando... solo que lo que contemplo no es mi delgado cuerpo, ni mi pijama desgastado por el uso. Lo que mis ojos incorpóreos y alucinados observan es el fragil, sensual cuerpecillo de una muchacha desnuda. Está de espaldas, mostrando sus nalgas redondeadas, con las piernas ligéramente separadas, como invitándome a bucear en sus secretos...

La sola visión de su piel desnuda, de sus curvas femeninas, provoca en mí un estallido de deseo sexual. Y mi azoramiento es mayor aún cuando me descubro intentando descender de mi posición privilegiada para tratar de acceder a ella... a la muchacha.

Mi excitación crece cuanto más dificil me resulta el descenso hacia ese sueño prohibido, imposible, impasible. Siento la necesidad irrefrenable de poseerla, de acariciar cada centímetro de su piel, de besar cada rincón, cada pliegue de su sensual figura.

Entonces, también como cada noche, vuelve a ocurrir. Me doy la vuelta en la cama con la extraña sensación de sentirme observada, y descubro la figura de un delgado muchacho flotando cerca del techo contemplándome extasiado.


(Relato cedido por H.P. Lovesmall)


lunes, 22 de octubre de 2007

Una fantasía


Cierro los ojos y la imagen, primero algo difusa, después más nítida y al poco perfectamente reconocible de su delgado cuerpecillo se muestra ante mí.

Lleva la ropa muy ajustada, como de costumbre. Una ligera camiseta de tirantes adherida, literalmente, a su fino torso. Los pequeños pechos perfectamente cincelados y el sujetador dándoles la forma ideal. Sus diminutos pezones me apuntan con descaro, aunque con un rubor evidente.

La esbelta cintura, desnuda, el piercing del ombligo, provocativo. Las caderas estrechas, y el erótico pubis, amenazante.

Los vaqueros son de cintura baja, tan de moda, pero, podrían ser más sexys?

Ella se aparta el pelo de la cara, y sonríe inocentemente al mirarme (eso quiero pensar yo... pero hay algo de inocencia en ella?). Lo que si que distingo es un mucho de perversión en sus ojos, si uno se detiene a mirarlos. Pero entonces se está perdido.

Estoy atado fuertemente con pañuelos de seda al cabezal de forja, así que tan solo puedo MIRAR.

Y ella se dispone a disfrutar... viéndome SUFRIR.

Así que se acerca hasta los pies de la cama y me recorre con su (ya definitivamente) pérfida mirada de arriba a.... bajo. Deteniéndose en el abultamiento de mi entrepierna bajo la sábana, que me cubre hasta la cintura.

Cuando vuelvo a levantar la vista está jugando con los bajos de su camiseta. Dibuja una danza mágica mostrando cada vez algo más de su morena piel. La transparencia de sus costillas, la parte baja del sujetador. Sus manos parecen moverse solas al son de una música inaudible y maravillosa.

Con sensualidad exasperante se acarícia el liso estómago, juguetea con su erótico ombligo. Contornea con sus delgados dedos su adolescentes pechos.

Al mismo tiempo me doy cuenta de que sus caderas llevan moviéndose con un ritmo cálido y lento todo el rato.

De pronto gira despacio en redondo y me ofrece la espectacular visión de su trasero. el culo PERFECTO. Los vaqueros parecen desvanecerse de tan adheridos a su piel que están. Siento como si pudiera ver a través de ellos. Pueden apreciarse cada una de las curvas de sus nalgas, los hoyuelos del final de su espalda parecen hablarme provocativos.

Sus manos recorren ahora las sublimes formas de sus nalgas. Ella es PERFECTA. Sus movimientos, los más sensuales y eróticos que haya contemplado JAMÁS. Su aroma, su perfume natural, desata la locura en mi aturdida mente.

Siento que mi sexo va a estallar. Cierro los ojos, mareado ante tanto placer contenido.

Podría eyacular aún con los ojos cerrados, recordando las formas de su cuerpo, sus movimientos.

Abro los ojos de nuevo... ella no está.

Nunca ha estado.

Ha sido tan solo una FANTASÍA.

Se repite una y otra vez.

Ella...


(Relato cedido por H.P. Lovesmall)





viernes, 19 de octubre de 2007

La negra flor

Composición sobre una obra de Adriberger


martes, 9 de octubre de 2007

Lo que está bien, lo que está mal


Esa es la gran ventaja de sumergirse en el mundo de la fantasía sexual... que nada está mal. TODO está, ya no bien, sino extremadamente bien. Cómo iba a ser si no!

Cuando has traspasado la barrera natural del absurdo temor a lo desconocido, por lo tanto prohibido, cualquier situación se convierte en perfectamente natural.

¿Qué es o resulta antinatural? Ahí es donde cada uno ha de decidir por sí mismo.

Lo que está bien es, por tanto, todo aquello que a nosotros nos apetezca que lo sea. Hablando de sexo, todo aquello que nos apetezca experimentar. El sexo interracial, en grupo, homosexual, más romántico, más atrevido... Las posibilidades son infinitas.

Lo que está mal, desde luego, sin ningún lugar a dudas, es no atreverse a cruzar la línea, quedarse anclado en absurdos tabúes y educaciones retrógradas. Lo que está mal es perderse algo que nos pertenece por derecho propio (el del uso de nuestra propia razón), la decisión de pensar, soñar, en lo que nos dé la real gana.

A ese nivel sólo nosotros podemos (debemos) decidir lo que está bien, lo que está mal.


Amar, Follar



Porque ambas situaciones se pueden dar, se dan, cuando cerramos los ojos y vivimos otras vidas.

En ocasiones se ama, se hace el amor, con pasión, con ternura, a la persona, o personas, elegidas. Recreando momentos únicos que jamás podríamos vivir de otra manera, al abrir finalmente los ojos.

En ocasiones tan solo queremos follar, de forma instintiva, irracional, como animales salvajes, como la fiera que llevamos dentro. También con la persona o personas (múltiples incluso) elegidas, dejando, liberando toda la salvaje pasión sexual que llevamos encerrada en nuestro interior todos los seres humanos.

Amar, follar, dos acciones tan distintas a las que todos tenemos derecho, y que en nuestro universo de fantasía podemos, cómo no, vivir de una manera única.


lunes, 8 de octubre de 2007

Locos por el SEXO


Para qué negarlo. El sexo es una de las prácticas físicas y emocionales que nos proporcionan un placer más intenso, más absoluto.

Quién puede negarse a tales beneficios, conseguidos con tan poco esfuerzo, de forma gratuita, inmediata y efectiva?

Sobre todo cuando de fantasías sexuales hablamos.

Dejando a un lado el sexo físico compartido (que tantas alegrías o frustaciones nos ha proporcionado), nos centraremos directamente en el lado fantástico de la cuestión.

La fantasía sexual (sexo al fin y al cabo) es la práctica que nos va a permitir vivir el sexo sin ningún tipo de límite ni censura. Sin tapujos. Sólo nuestra imaginación y atrevimiento va a dirigirnos por ese inigualable universo del sexo a voluntad. Un auténtico paraiso donde vamos a vivir las experiencias sexuales que deseemos en cada momento, en la más íntima privacidad... o no.

Podríamos escribir varios volúmenes con las aventuras eróticas y sexuales que se nos podrían ocurrir vivir (es una idea). Y por qué no? Compartirlas aqui, en este rincón dedicado a eso mismo, a la fantasía y el erotismo, y como consecuencia a la fantasía sexual.

Alguien se atreve a ser el primero, la primera?

Adelante...

domingo, 7 de octubre de 2007

El Otro Lado


Si, soy el ‘otro lado’ del Yang, lo femenino, la tierra, la luna, la noche, la sombra. El Yin y el Yang no son absolutos, son relativos, así que juguemos a ponernos siempre al ‘otro lado’. No será acaso más divertido, más fascinante, excitante y atrevido?

Por naturaleza al ‘Yin’ le va a atraer el ‘Yang’, aunque no nos cerremos a ninguna experiencia, la naturaleza también interactúa en nosotros invitándonos (obligándonos a veces) a traspasar la línea que ella misma estableciera desde los tiempos arcanos, inmemoriales...

Cuando conocemos de sobra, dominando por tanto, nuestra propia existencia, queremos, necesitamos, nos vemos empujados a explorar otros mundos, otras existencias, otras vidas. Y aquí nos metemos de lleno en el universo de la fantasía...

Con ella, nos aventuramos en lugares míticos, inexplorados, y sobre todo PROHIBIDOS. Sin ningún tapujo, sin prejuicios y sin miedos. Con la libertad más absoluta, lo cual nos lleva a el máximo disfrute de nuestro espíritu y si, también nuestra alma y nuestro cuerpo.

Podemos ser ambos lados a la vez, la dualidad, un circulo perfecto... de sensaciones, de experiencias, de PLACER.

Crucemos pues al ‘otro lado’


viernes, 5 de octubre de 2007

Sin Escandalizarnos


La mente es nuestra aliada. Es nuestra amiga, nuestra confidente, nuestra cómplice. Si conseguimos llegar a un acuerdo con ella, la convivencia puede ser perfecta. Mucho más ámplia, intensa, enriquecedora y satisfactoria que cualquier otra relación que llegáramos a imaginar.

Y cómo se puede llegar a obtenerla?

Perdiendo el miedo, abandonando nuestros temores más arraigados, renunciando a nuestros más absurdos prejuicios. Convirtiéndonos, en fin, en dueños de nuestra razón, de nuestros pensamientos, de nuestra voluntad espiritual y mental.

Se trata de un proceso mucho más sencillo de lo que parece. Comparable quizás al vencer a ese miedo a la primera vez de cualquier intención que nos resulta desconocida.
Y la realidad es que de la misma manera, se pierde ese miedo (que es timidez auténtica) al cruzar esa invisible frontera ante la que siempre hemos sucumbido, y darnos cuenta de que, finalmente, nada malo nos ha ocurrido.

Es en ese mismo instante cuando nos convertimos en mentes libres, almas liberadas a nuestros más intensos deseos. Y entonces, nos hallamos preparados para vivir y experimentar las fantasías más atrevidas, soñadas e increíblemente satisfactorias que jamás hayamos imaginado.

Y, desde luego, y en absoluto, sin escandalizarnos.


jueves, 4 de octubre de 2007

Fantasy es Fantasía...



Y la Fantasía no es sino Imaginación, Ficción, Ilusión, Invención, Ensoñación... mas no es Quimera, no es un Imposible, sino todo lo contrario. El espacio en que habita la Fantasía es Infinito, no tiene fronteras ni límites. Es un Universo de Libertad, donde somos dioses todopoderosos y donde nosotros mismos hacemos y deshacemos a la medida de nuestros Deseos...

Y... Cuáles son nuestros Deseos?



Sueños...


...Donde todo es posible, donde todo se confunde con la noche, donde no hay miedos, solo excitación, deseo, lujuria... Donde las formas se funden, los aromas se entremezclan, donde las dulces notas musicales nos incitan a dejar de lado nuestros prejuicios y explorar nuestros anhelos.

Sueños hechos realidad... vividos en nuestra propia realidad. Sueños...